Y así en el alma mía vas poniendo la fragancia
sin que sepas las vivencias que entre nos vas
instalando
con una lumbre tan blanca como la
inocencia.
Las coloridas frondas que en el jardín se
juntan
reviven al estruendo del mundo, pero tú todo lo
apagas
y lo armas y lo truenas con el más mínimo
soplo.
Lo que fraseo o para fraseo y canto o encanto
entre la espesura del angosto mundo que mis
dones pesa
no es sino el soplo de las revanchas que me
posas.
Oh, y qué será de ambos cuando manos juntas
vemos
y cuando al aire corto mientras tu frente de mi
labio es presa
y te me vas soltando tan rotunda, ¿qué será de
ambos?
Oh, y qué será del tiempo cuando horas largas
fluyen
y cuando el día paro mientras lo que tú me
entregas amo
y me verás volando tan palomo, ¿qué será del
tiempo?
Oh, y qué será del cielo cuando a Dios amar
sentimos
y cuando él nos pesa mientras lo que ya me
fluyes siento
y lo sabré juzgando tan señóreo, ¿qué será del
cielo?
Y me dices no lo entiendo ni comprendo, más nos
vale
por la dicha venidera que sea cierto, más nos
obra
que el asombro no lo pierdas ni lo cubras ni lo
cortes.
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