Si de lúcidos es el son de un verso dichoso
o el más compás de los compases dichos,
del lustro tono al burdo ruido
¡anhelo me plácido en estas cosas!
Y que se traiga o que se llegue el miedo trágico,
mas venga el amor repleto de ilusorias cumbres
o un pleno andar entre el gemido de tu nuca,
pero impávido.
Si de mártires es cantar la bruma que hunde
o dar canción a la extraviada ruta,
de vida en vida o de algún engaño
¡voy me fatídico a estas cosas!
Y que se llegue un dormitar entre tu piel
nutrida
mas se ponga el ritmo pleno que en tu voz
deparas
o un ensueño próspero cuando en tu oído verdad
siembro.
Si de mágicos el amor tierno del ensueño
o el vuelo del anhelo anochecido,
de tu risa rota o de mi vil soneto
¡juzgo me cólero en estas cosas!
Somos triángulo, no sin lumbre línea, -o no un
par sin dueño-,
somos música, no del arpa dueños, -o no supremos
ambos-,
somos mágicos, no sin lustro dúo, -o no sin
Dios tornamos-,
somos límite, no sin redil rebaño, -o no una sin
linde furia-.
Hasta la tierra llega el trueno
y nada más, y nada más, y nada más,
¿hasta donde el amor nuestro o nuestro andar?,
si hasta los aros de Saturno o los astros
cortadle plumas que se vuela el ave
y el ave soy yo, y el ave soy yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario