jueves, 22 de septiembre de 2011

DESCOMPÁS


Frágil me he vuelto para la vida,
para las costas tempestuosas que nocturnan,
para la dádiva fecunda que depara la palabra.

Cuál una voz rotunda que me dormite el andar
entre las grillas del campo que verde posa
con un estruendo que apague su diminuto llanto.

Y en la penumbra parca con que tu amor me doma,
dato del más hondo trino.

Como la bruma que desprende el más dorado flujo del sol
de las esquinas y el recodo del tejado amanecido,
tal así te descubriera en esta espera que me dictas
y me doctas tan cruda con la voz que más me pesa.

No la compasión rutinas con tus actos a mi andar,
no por clemencia optas, ni con los besos pecas
ya lo nota la pena que empeña en llanto.
   
Y en la penumbra parca con que tu amor me doma,
dato del más hondo trino.

Mientras la comba lírica de la noche
se instala en la penumbra rota de los pesares,
lucífuga surge la vela del ancho cielo.

Mientras se trina o se truena la pompa con el carboncillo,
me angosto en el ámbar de la las grandes hojas.

¡Y del astro pardo que flota no he de decir nada!
¡Y yo que con ella rimo se me desprende el lustro!
Yo que me angustio en el tierno susurro del alba
y la congoja trunca y la voz bejorrela del campo,
¡yo que me angustio!

Y en la penumbra parca con que tu amor me doma,
dato del más hondo trino.

Frágil me he vuelto para la vida
porque si un día me faltares
anhelaré el abrazo
y los murales pálidos de los collados,
y el color que doran las bombillas,
pero entre todos, el abrazo.

Y en la penumbra parca con que tu amor me doma,
dato del más hondo trino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario